
La última etapa en Europa
La última etapa de su visita a Europa llevó a Karmapa y a su séquito a Suiza. Entretanto, el número de sus pájaros había crecido considerablemente y ya que ninguno de ellos estaba vacunado, para evitar complicaciones burocráticas, Karmapa y los suyos entraron a la Confederación Helvética a través de carreteras secundarias y por un puesto fronterizo apenas activo. En efecto, nadie les pidió la documentación sanitaria que normalmente se exige cuando se viaja con animales. Por otro lado, no solo había aumentado el número de seres emplumados, sino también, como hemos indicado, el de discípulos que seguían a Karmapa en un cortejo de vehículos «que se alargaba día a día. Dondequiera que parábamos, europeos de todas las edades y procedencias se mostraban tan emocionados por la experiencia de Su Santidad que abandonaban lo que estaban haciendo para seguirlo», recuerda Lama Lodu. Al llegar a Suiza, la comitiva estaba formada por «un centenar de vehículos de una docena de países diferentes». ¿Quién hubiera imaginado tal interés? En consecuencia, a veces los lugares reservados no eran suficientes para acoger a tanta gente.
En los años sesenta, Suiza era el único país europeo que había aceptado a un número considerable de refugiados tibetanos. Se habían instalado en Rikon, cerca de Winterthur. Rigpe Dorje hizo primero una visita a esta comunidad de más de mil compatriotas, que, sin excepción, asistieron a la ceremonia de la Corona Negra y a los rituales. Durante su estancia, Karmapa visitó una exposición sobre el Tíbet en el Museo de Etnología de la Universidad de Zurich[1].
En Rikon, Karmapa tomó una importante decisión para el futuro. Como ya hemos mencionado, Karmapa solo dedicaba unas horas al día para descansar, léase ninguna, ni siquiera cuando viajaba. En plena noche –los miembros de su séquito ya debían de estar habituados– anunció su decisión a Jigme Rinpoche. Sus recuerdos aún están frescos:
“A las 4:30 de la madrugada, sonó el teléfono. Lo cogí medio dormido. Era Karmapa que me decía: «Usted se quedará en Europa para vivir en Dordoña». A pesar de mi sorpresa, acepté espontáneamente sin preguntarme la razón. A la mañana siguiente me pregunté si no había sido todo un simple sueño y, no estuve seguro hasta que Karmapa volvió a Ginebra. Solo entonces comprendí que no había sido un sueño. Realmente tenía que ir a Dordoña, adonde él enviaría a lamas calificados”[2].
El 3 de febrero de 1975, Karmapa efectuó en Ginebra la última ceremonia de la Corona Negra en su largo viaje y dio la iniciación de Padmasambhava. En cierta medida, estos actos revestían una importancia simbólica: al igual que Padmasambhava –el «segundo Buda» como lo llaman los tibetanos– había anclado el Dharma en los países himalayos, el 16º Gyalwa Karmapa, en su periplo de cinco meses, había puesto las bases para una completa difusión del Dharma en Occidente.
Justo antes de volar de regreso a la India, Karmapa hizo saber a sus estudiantes europeos que enviaría lamas a Occidente con el fin de dar un nuevo impulso al desarrollo del budismo en esta parte del mundo. Al decirles: «En las personas de Lama Jigme y Tenzin Chönyi les dejo a mis hijos del corazón», hizo de estos dos hombres sus vicarios en Europa y América del Norte. Más tarde añadió: «Les enviaré a Lama Gendün Rinpoche, mi mejor maestro de meditación»[3]. Dicho esto, subió al avión y partió a la India…
Ya nada fue como antes...
En Estados Unidos, Karmapa había inspirado profundamente a las organizaciones ya existentes de Chögyam Trungpa y Kalu Rinpoche. Gracias a su reunión con los primeros habitantes del continente americano, los amerindios, reavivó vínculos espirituales relevantes, que se encontraban en estado de sueño desde hacia miles de años. En Canadá, aportó mucho dinamismo a los sanghas de Kalu Rinpoche, Karma Thinley Rinpoche y Namgyal Rinpoche. En Inglaterra, inauguró una nueva etapa del Dharma. En todas partes sentó las bases de sus propias organizaciones[4] y le ofrecieron terrenos para crear sedes europeas y norteamericanas. De modo que desde su primer viaje, se habían dado las circunstancias para el establecimiento del budismo en Occidente. Antes de su visita, apenas había algunos grupos y centros dispersos; tras su paso, se multiplicaron a gran velocidad, y se fortalecieron en un espíritu pionero. Muchas personas empezaron a orientar sus vidas hacia el Dharma.
Las palabras de Chögyam Trungpa a propósito de la primera visita del 16º Gyalwa Karmapa a Estados Unidos también son válidas para Europa:
“La visita de Su Santidad [...] trajo aquí la gran potencia del linaje y bendijo a este país para la transmisión de las enseñanzas de Buda. Su viaje constituyó un acontecimiento de una fuerza extraordinaria, que transformó la atmósfera psicológica del país al ofrecerle la perspectiva de un despertar posible. Gracias al tesoro espiritual de su linaje, Karmapa permitió a este país recibir la sabiduría despierta de las enseñanzas de Buda. Al mismo tiempo, mostró que él mismo está en posesión de las cualidades de un Buda[5].”
Por su parte, Jigme Rinpoche aporta esta reflexiones:
“El primer paso del Gyalwa Karmapa por el mundo occidental fue como la aparición del mismo Buda. [...] Desde ese primer viaje a América del Norte y Europa, el Dharma se ha propagado por el mundo entero. Su influencia es tan inconmensurable que somos incapaces de evaluar toda su extensión”[6].
El propio Karmapa comentó así sus experiencias en Occidente:
“Era mi primer viaje por Occidente y me impresionaron mucho los grandes progresos materiales y técnicos. Pero por dondequiera que iba, en todos los lugares que visité, encontré gente que me mostró que el Dharma está floreciendo y que cada vez hay más personas abiertas a las enseñanzas de Buda.
Muchas son atraídas por el Dharma, donde encuentran lo que estaban buscando. Esa es la señal de que ahora germinan y florecen las semillas plantadas en sus vidas anteriores. En el pasado, en el Tíbet se encontraban las mejores condiciones; ahora parecen que están en Occidente. A partir de ahora, Avalokiteshvara y la luz de Buda refulgen también en Occidente”[7].
Extracto de: Gerd Bausch: Compasión Radiante
© 2016, 2023. No se permite la reproducción total o parcial de este txto, sin el permiso previo y por escrito del titular del copyright. No hesten a solicitar. Y por supuesto, bienvenido de compatir el enlace de este post.
Pueden perdir el libro aqui
La última etapa de su visita a Europa llevó a Karmapa y a su séquito a Suiza. Entretanto, el número de sus pájaros había crecido considerablemente y ya que ninguno de ellos estaba vacunado, para evitar complicaciones burocráticas, Karmapa y los suyos entraron a la Confederación Helvética a través de carreteras secundarias y por un puesto fronterizo apenas activo. En efecto, nadie les pidió la documentación sanitaria que normalmente se exige cuando se viaja con animales. Por otro lado, no solo había aumentado el número de seres emplumados, sino también, como hemos indicado, el de discípulos que seguían a Karmapa en un cortejo de vehículos «que se alargaba día a día. Dondequiera que parábamos, europeos de todas las edades y procedencias se mostraban tan emocionados por la experiencia de Su Santidad que abandonaban lo que estaban haciendo para seguirlo», recuerda Lama Lodu. Al llegar a Suiza, la comitiva estaba formada por «un centenar de vehículos de una docena de países diferentes». ¿Quién hubiera imaginado tal interés? En consecuencia, a veces los lugares reservados no eran suficientes para acoger a tanta gente.
En los años sesenta, Suiza era el único país europeo que había aceptado a un número considerable de refugiados tibetanos. Se habían instalado en Rikon, cerca de Winterthur. Rigpe Dorje hizo primero una visita a esta comunidad de más de mil compatriotas, que, sin excepción, asistieron a la ceremonia de la Corona Negra y a los rituales. Durante su estancia, Karmapa visitó una exposición sobre el Tíbet en el Museo de Etnología de la Universidad de Zurich[1].
En Rikon, Karmapa tomó una importante decisión para el futuro. Como ya hemos mencionado, Karmapa solo dedicaba unas horas al día para descansar, léase ninguna, ni siquiera cuando viajaba. En plena noche –los miembros de su séquito ya debían de estar habituados– anunció su decisión a Jigme Rinpoche. Sus recuerdos aún están frescos:
“A las 4:30 de la madrugada, sonó el teléfono. Lo cogí medio dormido. Era Karmapa que me decía: «Usted se quedará en Europa para vivir en Dordoña». A pesar de mi sorpresa, acepté espontáneamente sin preguntarme la razón. A la mañana siguiente me pregunté si no había sido todo un simple sueño y, no estuve seguro hasta que Karmapa volvió a Ginebra. Solo entonces comprendí que no había sido un sueño. Realmente tenía que ir a Dordoña, adonde él enviaría a lamas calificados”[2].
El 3 de febrero de 1975, Karmapa efectuó en Ginebra la última ceremonia de la Corona Negra en su largo viaje y dio la iniciación de Padmasambhava. En cierta medida, estos actos revestían una importancia simbólica: al igual que Padmasambhava –el «segundo Buda» como lo llaman los tibetanos– había anclado el Dharma en los países himalayos, el 16º Gyalwa Karmapa, en su periplo de cinco meses, había puesto las bases para una completa difusión del Dharma en Occidente.
Justo antes de volar de regreso a la India, Karmapa hizo saber a sus estudiantes europeos que enviaría lamas a Occidente con el fin de dar un nuevo impulso al desarrollo del budismo en esta parte del mundo. Al decirles: «En las personas de Lama Jigme y Tenzin Chönyi les dejo a mis hijos del corazón», hizo de estos dos hombres sus vicarios en Europa y América del Norte. Más tarde añadió: «Les enviaré a Lama Gendün Rinpoche, mi mejor maestro de meditación»[3]. Dicho esto, subió al avión y partió a la India…
Ya nada fue como antes...
En Estados Unidos, Karmapa había inspirado profundamente a las organizaciones ya existentes de Chögyam Trungpa y Kalu Rinpoche. Gracias a su reunión con los primeros habitantes del continente americano, los amerindios, reavivó vínculos espirituales relevantes, que se encontraban en estado de sueño desde hacia miles de años. En Canadá, aportó mucho dinamismo a los sanghas de Kalu Rinpoche, Karma Thinley Rinpoche y Namgyal Rinpoche. En Inglaterra, inauguró una nueva etapa del Dharma. En todas partes sentó las bases de sus propias organizaciones[4] y le ofrecieron terrenos para crear sedes europeas y norteamericanas. De modo que desde su primer viaje, se habían dado las circunstancias para el establecimiento del budismo en Occidente. Antes de su visita, apenas había algunos grupos y centros dispersos; tras su paso, se multiplicaron a gran velocidad, y se fortalecieron en un espíritu pionero. Muchas personas empezaron a orientar sus vidas hacia el Dharma.
Las palabras de Chögyam Trungpa a propósito de la primera visita del 16º Gyalwa Karmapa a Estados Unidos también son válidas para Europa:
“La visita de Su Santidad [...] trajo aquí la gran potencia del linaje y bendijo a este país para la transmisión de las enseñanzas de Buda. Su viaje constituyó un acontecimiento de una fuerza extraordinaria, que transformó la atmósfera psicológica del país al ofrecerle la perspectiva de un despertar posible. Gracias al tesoro espiritual de su linaje, Karmapa permitió a este país recibir la sabiduría despierta de las enseñanzas de Buda. Al mismo tiempo, mostró que él mismo está en posesión de las cualidades de un Buda[5].”
Por su parte, Jigme Rinpoche aporta esta reflexiones:
“El primer paso del Gyalwa Karmapa por el mundo occidental fue como la aparición del mismo Buda. [...] Desde ese primer viaje a América del Norte y Europa, el Dharma se ha propagado por el mundo entero. Su influencia es tan inconmensurable que somos incapaces de evaluar toda su extensión”[6].
El propio Karmapa comentó así sus experiencias en Occidente:
“Era mi primer viaje por Occidente y me impresionaron mucho los grandes progresos materiales y técnicos. Pero por dondequiera que iba, en todos los lugares que visité, encontré gente que me mostró que el Dharma está floreciendo y que cada vez hay más personas abiertas a las enseñanzas de Buda.
Muchas son atraídas por el Dharma, donde encuentran lo que estaban buscando. Esa es la señal de que ahora germinan y florecen las semillas plantadas en sus vidas anteriores. En el pasado, en el Tíbet se encontraban las mejores condiciones; ahora parecen que están en Occidente. A partir de ahora, Avalokiteshvara y la luz de Buda refulgen también en Occidente”[7].
Extracto de: Gerd Bausch: Compasión Radiante
© 2016, 2023. No se permite la reproducción total o parcial de este txto, sin el permiso previo y por escrito del titular del copyright. No hesten a solicitar. Y por supuesto, bienvenido de compatir el enlace de este post.
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Última fotografía antes de salir de vuelta a la India. Foto: Dra. Andrea Loseries-Leick
Visitando la exposición sobre el Tíbet en el Museo de Etnología de la Universidad de Zurich.

[1] Diario Die Tat, Zurich, 31/01/1975.
[2] Jigme Rinpoche, conferencia con motivo de la inauguración del Instituto, obra cit.
[3] Entrevista con Georgina y Étienne de Swarte. St. Just-Malmort, Les Cotonas, 2011.
[4] Poco antes de salir de regreso, tuvo lugar en Ginebra una reunión destinada a la creación de la Fundación Europea Kagyü.
[5] Trungpa, Empowerment, obra cit., p. 29.
[6] Jigme Rinpoche: Der Guru Yoga auf Gyalwa Karmapa, Buddhismus Heute, nro. 55, verano de 2015.
[7] Meier Carlson, Erik: Budhas lys shine nu over de vestlige lande, Information, Kopenhagen, 23/12/1974.